El formato "bag-in-box" (BIB) cierra el vino en bolsas
de plástico alimentario, generalmente el PET, cubiertas con papel de aluminio. Similares
al famoso Tetra -Pak.
El formato BiB es común en los países más desarrollados del norte de Europa, donde
llega a representar el 50 % del volumen total de vino vendido, pero en el sur de
Europa su aceptación ha sido más polémica.
La enofilia de estos países, tradicionalmente elitista y
conservadora, es reacia a aceptar esta
innovación técnica y crea en los consumidores la idea de que grandes volúmenes
(excepto su amado magnum) son sinónimo de vinos de calidad inferior.
Las ventajas del " bag-in-box " para el consumidor son evidentes: el
vino se envasa al vacío y la bolsa se vaciará sin aporte de aire, a medida
que se consume el vino, este permanece siempre fresco, sin ningún signo de
oxidación.
Desde un punto de vista medioambiental, el paso a este
contenedor tendría un enorme impacto positivo, como explica la Revista Vhinos
nº 227: “Un BiB de 3 litros genera casi la mitad de las emisiones que una
botella de 0,75 l. Si el 97% de los vinos que se consumen jóvenes, pasasen al
envase BiB podrían reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero en 2
millones de toneladas, lo que equivale a retirar 400.000 coches de la
circulación".
Por desgracia, son todavía muy pocos los productores que entre nosotros se han atrevido a presentar esta opción de embalaje para sus
vinos, y lo hacen para la exportación, pero no se atreven con el mercado
nacional.
Afortunadamente, debido a que en todas partes hay un valioso pequeño porcentaje
de innovadores y personas que no se dejan amedrentar por las corrientes
ideológicas, ya se están encontraron vinos de calidad en BiB en nuestros
supermercados, se distinguen por su precio, ligeramente superiores a los vinos
más comunes (por desgracia, todavía ninguna guía se atreve a dar nota a un vino
BiB).
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